jueves, 14 de octubre de 2010

ANALISIS DEL DOCUMENTAL "LA SIERRA"

Las fuerzas irregulares se filtraron a menudo entre los conflictos y las enemistades de los habitantes en los barrios y comunas. Paramilitares y guerrilleros comenzaron a proyectar su predomino territorial, a delimitar calles, a cobrar y extorsionar a la gente. La orientación por el poder político local comenzó a generar reacciones de respaldo. Mientras la fuerza pública y el Estado eran indiferentes y lejanos. Contratos de construcción, vigilancia, servicios públicos, salud, educación, todos los componentes de la administración pública local, pasaron a manos de estas agrupaciones y sus principales comandantes. En la Sierra, por ejemplo,nada se movía sin la voluntad de Edison.            
En general, quienes participan en la violencia colectiva, incluyendo la violencia paramilitar e insurgente, se han esforzado por lograr un mayor poder, y han ganado espacios en donde no hay confrontación armada, en escenarios que se solapan con la política y los intereses de líderes locales menos violentos. Se trata de una defectuosa modalidad de Estados mínimos,compitiéndole recursos al Estado.                
JUVENTUD:                                                                              
“Cielo, Jesús y Edison”, más que piezas incrustadas sobre personajes secundarios del rodaje, evidencian un prototipo común para jóvenes y adolescentes en las comunas de las ciudades colombianas. El rodaje llama la atención sobre una nueva realidad que comenzó a presentarse: la de menores que no pertenecían al mundo del delito y que entraron en él a través de conflictos entre agrupaciones violentamente parasitarias. La vinculación con estas agrupaciones pasa a formar parte del perfil del menor involucrado en delitos.          
Muchos adolescentes y jóvenes de las comunas, como es el caso de “Jesús”, se drogan para escapar de la terrible realidad que los rodea. Sus padres están sin trabajo y los ven todo el día tirados en la casa sin hacer nada. En muchos casos esto se traduce a una falta de respeto hacia la jerarquía paterna, y los vínculos se deforman, generando, en muchas ocasiones, situaciones violentas. La fragmentación social derivada de una creciente falta de oportunidades. Los desencuentros, en una misma ciudad, entre los desequilibrios urbanos y rurales. La degradación de valores, o el nihilismo,como una fuga continua hacia el vacío.             
Y la cohesión de ideales negativos en pequeños grupos violentos y organizaciones racionales del crimen. Si “La Sierra” reproduce ante el espectador la contundente realidad de muchas violencias acumuladas, lo mejor es aceptarlo.      
El contexto social que marca a estos menores condiciona sus posibilidades de inserción exitosa en la sociedad. El abandono escolar y los primeros fracasos en el acceso al mercado de trabajo formal se manifiestan a partir de la adolescencia. los menores de 14 a 18 años no asisten a la secundaria; la edad promedio de deserción escolar es de 15 años.  A esto se suma, en la mayor parte de los casos, un contexto de pobreza que acentúa la vulnerabilidad de este segmento de la población.                                                                                  
Socialmente los acontecimientos que describe el documental expresan a un país que experimentó crudamente distintos efectos multicausales de la economía del narcotráfico.


Y las variantes dispersas de una política gubernamental casi completamente ajena a las identidades emergentes de las violencias en la ciudad. Son males que superan el voluntarismo y la buena fe.                                                      

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